Siempre me ha dado curiosidad saber por qué nos cuesta tanto decir que no. ¿Desde cuando aprendemos a tenerle miedo al no? ¿Acaso es mejor ser complaciente para que alguien no se moleste o se ofenda pero queda tú en una posición incómoda?
Quizás aquí comenzaría a pensar un poco más "egoistamente" y pensaría en mi. Que yo no quiero crear una mentira tras otra solo por no haber sabido decir que no. Prefiero que alguien me quiera aún cuando a veces no pueda decirle un sí.
Comentarios
Publicar un comentario