Querido 2014, estás en tu última noche apunto de partir.
Gracias por tanto. Por todo lo bueno, tantas sonrisas y buenos momentos, reconciliaciones, gente nueva. Gracias por enseñarme tanto y ponerme en el camino diferentes obstáculos que pusieron aprueba mi fuerza de voluntad.
Por ti aprendi a conquistar mis miedos, que atreverse vale la pena. También aprendí que molestarse está bien, siempre y cuando no pases más de 10 minutos molesto. También me enseñaste que hay algo llamado empatía y es esa capacidad que tenemos todos de ponernos en los pies de los otros, solo que a veces olvidamos hacerlo.
Me dí cuenta que realmente, lo esencial es invisible a los ojos pero que mientras sigamos llevando una vida tan atropeyada donde vamos de un lado al otro sin estar totalmente presentes, nunca notaremos las cosas pequeñas. Necesitamos bajar la velocidad, porque de todas formas al final la carrera es sólo con nosotros mismos.
2014, por tí aprendí a quererme a mí misma. Aprendí a que me gustase lo que veía en el espejo, a aceptarme. Gracias a tí valoré más a los niños, al pequeño T, que me ayudó a crecer más de lo que lo hecho ningún libro o adulto.
En tus días aprendí a incluir en mi vocabulario las palabras agradecimiento y apreciación, las cuales ahora me acompañan a diario. De tener unas palabras favoritas, esas serían las mías. Me enseñaste que tu peor enemigo eres tu mismo, que tenemos una capacidad inigualable para sabotearnos nuestra felicidad que es realmente impresionante.
Más importante que nada, aprendí a ponerle buena cara al mal tiempo (aún en los días en que no quisiera hacerlo). Gracias por haberme enseñado tantas cosas bonitas que ahora me llenan el pecho de alegria.
Querido 2015, tú que estás por llegar, a tí te digo: no sé con que aventuras vengas pero buenas o malas, estoy lista para ti. Que me conseguí un amante y ese amante, es la vida!
Comentarios
Publicar un comentario