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Medellín, Colombia


Con 250$ en el bolsillo emprendí mi aventura a Medellín. Vaya que ha sido una aventura. Comprendí que amigo no necesariamente es con quien compartiste varios años de estudios. La convivencia es la parte más difícil de una relación, bien sea entre amigos o pareja.

El paisa, mis tan carismáticos paisas. Gente de bien, de progreso. Me abrieron las puertas a su querida tierra, me ayudaron y animaron a lo largo del camino. Como un buen paisa, aprendí a comerciar mejor o como bien dicen a regatear. La amabilidad, nobleza y carisma para mí son la base de todo paisa.

En mi cabeza quedará grabado el ¡ay, marica!, el inestable pero delicioso clima del barrio La Estrella, los niños en bici haciendo caballito, las parejas tomadas del brazo, los incansables viejos verdes.

En Medellín aprendí a vivir con poco y con muchas emociones dentro de mí. Muchos momentos en los que me sentí en familia con gente que apenas comenzaba a conocer. Comprendí que mientras más pienso en el poco dinero que tengo o el poco dinero que me queda, más me agobiaba y menos disfrutaba. Comprendí que tenía que pensar en abundancia antes que dejarme traicionar por mis pensamientos porque nunca, nunca me faltó nada.

En estas tierras lloré como nunca, extrañé a mi familia, mi hogar… Más es cierto que en estas tierras me preparé para mi próxima aventura, me hice más fuerte, crecí internamente y disfruté cada día en el que no me preocupé por el siguiente.

Eternamente agradecida por haber emprendido esta aventura y de poder continuarla.

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