Señor, me despido de usted. Me despido de ti con una amplia sonrisa. Fuiste sinónimo de cambios en mi día a día. Gracias a ti, tomé riesgos, conocí gente inspiradora, hice cosas que jamás hubiese imaginado y que al final del día las repetiría. Tomé un paso más allá de lo que se había vuelto confortable para mí. Contigo, me dejé ver un poco más, me sumí en un estado de presencia y no me importó ser más vulnerable ante aquellas personas que sé que sólo quieren lo mejor para mí. Reí con todas las ganas, apreté mi barriga hasta quedarme sin aire. Me quisiste tanto que pusiste en mi camino gente de la que aprendí mucho, gente que me hizo reír y llorar. Me diste todas las oportunidades de vivir experiencias nuevas que como siempre, lograban lo que más me encanta, hincharme el corazón de alegría y recordarme qué significa vivir. Me hiciste ver que no porque tengas tiempo conociendo a alguien significa que siguen siendo las mismas personas, som...